Hace dos años, la organización comenzó a trabajar junto con los productores rurales del distrito para abordar diversas problemáticas: desde el estado de los caminos rurales hasta las rezonificaciones, que ponen en peligro la continuidad del modo de vida que eligieron al menos 150 familias de nuestro distrito y que llegan a más de 1500 en la región.
La Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT) nació hace cuatro años con un fin: proteger el trabajo de pequeños productores rurales en un contexto donde la producción agrícola y ganadera se ha vuelto a concentrar en pocas manos, que han ido forzando al monocultivo extensivo de la soja. Sin embargo, no fue esto lo que agravó la situación de los productores. Sucede que la ampliación de las fronteras urbanas, sin planificación estratégica, los ha obligado a tener que dejar sus actividades o disminuir el volumen de sus producciones. Esto, como era de esperar, impacta en la economía hogareña de cada uno de los rurales.
Hace dos años, la organización comenzó a trabajar en el distrito y hoy tienen un fuerte núcleo de trabajadores en Domselaar. “Nos empezamos a organizar con los mismos vecinos por las condiciones en las que estábamos. En general, acá los caminos rurales son un desastre. El tendido eléctrico es un desastre. Nos estábamos quedando sin luz cada dos o tres días. Empezamos a organizarnos, entre muchos motivos, para ver cómo hacíamos para bajar el costo de los alimentos para los chanchos”, comenta Lucas Tedesco, uno de los miembros de la UTT de Domselaar, que se dedica a la producción porcina. Su terreno está al lado de un importante tambo de la localidad y hace un tiempo hubo una rezonificación de los terrenos. “El tambo está en zona rural, a mí me cambiaron a periurbano. Porque hay una intención inmobiliaria de lotear y vender. ¿Qué pasa cuando a vos te cambian a periurbano? El pedazo de tierra que vos tenés se lotea. Si vos querés hacer tu terreno legal es imposible porque tenés que pagar impuesto de lote por lote. Vos transformás al pequeño productor en un ilegal tanto en lo territorial como en lo productor. Si sos productor porcino, para vivir, tenés que tener 30 chanchas y en la periurbana no podes más de 5”, explica. “Cuando digo pequeños productores, digo las familias que tienen entre 10 o 15 chanchos, 5 o 6 vacas, 10 a lo sumo; 50, 60, 100 gallinas que aportan a la economía familiar. Nosotros estamos dentro de la CTEP (Confederación de Trabajadores de la Economía Popular), tenemos la mutual Senderos que es nuestra obra social. A cada productor, a cada pequeño productor que se suma a la organización le tramitamos la obra social y los aportes jubilatorios gratuitos, a través del monotributo social agrario. Eso lo hace la organización, no lo hace nadie más, ni el municipio”, agrega.
Hay un importante cinturón hortícola que lo componen La Plata, Cañuelas, Mar del Plata, y en San Vicente todavía existen producciones pequeñas. Lucas comenta que de este conjunto es de donde provienen las verduras que llegan a los comercios. Pero en el distrito, los productores se enfrentan a un problema que amenaza su forma de subsistencia: las rezonificaciones, muchas veces forzadas por la instalación de emprendimientos inmobiliarios. En el caso de Domselaar, Lucas sostiene que el principal problema es el country que se estableció hace algunos años y que viene corriendo su frontera de manera incesante. “Presentamos varios proyectos al municipio para visibilizar la cuestión del pequeño productor, que tiene que ver con la problemática de la tierra. Uno de los proyectos era declarar áreas de reserva de la agricultura familiar. Avanzan los countries, hay mucho loteo indiscriminado y nos cambia la zonificación de la tierra. Eso es terrible porque pasamos de ser zona rural a complementaria o periurbana. El cambio de zonificación es por el avance indiscriminado, sin planificación municipal porque no hubo ni hay planificación municipal. No se entiende, no se ve, no se reflexiona en un ordenamiento de lo productivo con la vivienda. Vos mirás el mapa de San Vicente de 10 años atrás y es una locura lo que cambió y el desorden de la falta de planificación en lo productivo y lo habitacional”, detalla el productor. Y agrega: “Cuando pasas de rural a periurbano lo que te están diciendo es que te tenés que ir. Esto era un pueblo de campo, productivo. Producimos alimentos, lo que producimos lo consume San Vicente. Acá prima el negocio inmobiliario. Cuando viene una organización a plantear eso se la ve como el enemigo”.
Debido a eso, hace unas semanas decidieron en asamblea tomar medidas para poder alertar sobre el asunto. En una de las asambleas que hacen de forma periódica acordaron ocupar unos terrenos en Domselaar con el fin de que se acerquen autoridades municipales y luego abandonar el lugar. El asunto tuvo una derivación que los productores no esperaban: Lucas comenta que el delegado comunal de Domselaar, Guillermo Storni, fue a una radio a decir que quienes estaban tomando esos terrenos tenían intenciones de traer 4 mil personas de Lomas de Zamora a tomar terrenos, lo que derivó que hubiera una protesta de vecinos sobre la vía del tren. El productor desmiente categóricamente eso y sostiene que lograron su cometido: el intendente Mauricio Gómez y parte de su gabinete se hicieron presentes en el lugar y la toma fue levantada, luego de que el mandatario se comprometiera a buscar una solución al problema que hoy aqueja a no menos de 30 familias que quieren seguir produciendo.
Otro de los inconvenientes que buscan solucionar es respecto a sus producciones. “El pequeño productor no llega a legalizar su producción. Peleamos por el Renspa (Registro Nacional Sanitario de Productores Agropecuarios), que te da la seguridad de que salís con tus animales a la ruta y no te los confiscan. El pequeño productor si logra legalizar su producción, genera una especie de derecho sobre la tierra. Estamos hablando de productores de a lo sumo 4 hectáreas. Eso es una traba para las inmobiliarias. El municipio de San Vicente puso hace un tiempo una traba para que los productores no podamos legalizar la producción. Senasa nos dijo que éramos productores. Y estamos en la lucha para que nos reconozcan a las 150 familias que trabajamos así”, amplía Lucas.
Actividades sociales
Al trabajo junto a los productores, la UTT también ha recuperado un espacio que estaba totalmente destruído: en la entrada de Domselaar se encontraba una casa deshabitada hace ya tiempo. Hace unos meses, desde la UTT decidieron recuperar el lugar y evitar que se siga destruyendo y, según comenta Lucas, “correr” de ahí a un grupo de personas que lo usaban como un “aguantadero”. Pocas semanas atrás inauguraron oficialmente el espacio como un centro cultural donde se desarrollan actividades como danzas, talleres, y el programa “Ellas hacen”. Además, en el lugar funciona un salón de ventas donde los productores locales ofrecen sus mercaderías, como mermeladas, escabeches, dulces y hortalizas.
Mariano Santos Chamale
